lunes, 24 de octubre de 2011

Ocho (8) horas en El Yunque

Nos aventuramos a ir al Bosque Pluvial El Yunque  (Rio Grande, Puerto Rico) para visitar la Torre del Monte Britton.  Con esta sencilla encomienda en mano, mas sintiendo por conexión telepática que algo más podría ocurrir, nos dirigimos allá. Yo había recibido que tenía que ir al Yunque, Elvira que había que ir a montaña, y María Antonia por su parte también recibió tres proposiciones de ir a distintas montañas.  Por alguna razón nos estaban enviando información telepática o a través de terceras personas que teníamos que ir al Yunque.  ¿Quiénes enviaban tal mensaje? Siempre sentimos provenían de Seres de Luz, la energía Dios.  Ninguno sintió temor.  Lo que existía era curiosidad e interés por conocer porque teníamos que ir.

Para mí, además de ser un viaje de aventura era una misión personal.  Había hecho la conexión entre ir al Yunque y una regresión, donde se me informo que mi planeta de origen era Martes y que mi nombre era Karchon, Presidente del Consejo de Seguridad de la Confederación Galáctica, y que estaba en el Planeta Tierra para una misión.  Mi misión en la Tierra es “traer a la Tierra sabiduría y paz y como representante de la confederación asumir la rienda y control absoluto de la evolución”.
Antes de emprender viaje al Yunque y leyendo un libro y hablando con Elvira, me vino el pensamiento de que tenía que ir al Yunque para ayudar a los Seres de Luz que allí habitan ya que estaban siendo amenazados por fuerzas (tal vez Illuminati) para adquirir conocimiento de su tecnología y sabiduría y no permitir el cambio de dimensión que vinieron los seres de luz a ayudarnos lograr.

Así pues, con esta idea loca en mi cerebro y compartiéndolo solo con Elvira y María Antonia.  Decidimos que teníamos que ir al Yunque.  Pero ¿cuándo? ¿Qué fecha será la correcta nos preguntamos?  El viernes santo fue la fecha que nos vino a la mente, primero puramente por conveniencia.  Todos estaríamos libres de nuestros trabajos.  Luego, en un sueño me llego que esa era la fecha porque 04-22-2011 = 4-4-4 = 12 = 3, o sea, era la fecha para hacer una misión donde se trataba de ayudar al Planeta Tierra pasar de 3ª a 4ª dimensión. Además, recibí que a las 11:11am (que también suma cuatro) hiciéramos una meditación.

Con esta información salimos para el Yunque a las 8:00am del 22 de abril del 2011.

De camino al portal de luz
Comenzamos nuestro ascenso sin saber si algo trascendería aunque con una premonición de que algo se manifestaría.  Para mi sorpresa a tan solo 10 minutos de nuestro ascenso pido tomar una foto en un área porque sentía que existía “un portal de luz”.  Precisamente en esa área, comenzamos a observar un movimiento inusual en la vegetación.  No todas las hojas de un árbol, de una palmera, o de una planta se movían.  En cambio solo algunas pocas hojas se movían, oscilaban a veces una en una dirección contraria a la otra, o sea, una hoja izquierda-derecha a la misma vez que otra se movía de derecha-izquierda.  Esto provocando que chocaran y emitieran un sonido al rozar.  A la misma vez, otras hojas en otras plantas bailaban como con un ritmo dirigido.  Era como marcando un paso o confirmando mi sentimiento de que existía un “portal de luz”.  Permanecimos en esta área como por, lo que pareció ser unos 15 minutos, observando esta manifestación de la naturaleza que nos parecía poco usual.  Notamos además, que cuando pasaban otras personas no se percataban de esto y que a medida que se acercaban la oscilación disminuía o paraba.
Definitivamente sabíamos que había alguna energía produciendo esta oscilación en la Naturaleza.  Pensamos que no estábamos solos.  Seres de luz no visibles, extraterrestres (aunque pensamos es lo mismo) o tal vez un ritmo dirigido por Gaia, Madre Tierra, para darnos la bienvenida.  Aunque sorprendidos con lo acontecido, decidimos continuar nuestro ascenso hasta Mt. Britton.  Cuando comenzamos nuestro ascenso sentí que nos habían puesto una coraza protectora que nos protegía a los tres (3).  Así lo manifesté al grupo, “no nos podemos esparcir mucho porque nos han puesto una coraza para protegernos. Tenemos que permanecer unidos.”


Todos Somos Uno
Continuamos, llegamos a nuestro destino sin mayores sorpresas adicionales.  En la sima de la Torre del Monte Britton hicimos unas meditaciones y una mantras.  Todo transcurrió con normalidad.  Llego una familia que nos dio dos botellas de agua, que necesitábamos ya que nos fuimos en esta osadía sin este preciado líquido.  Uno de los miembros de la familia de South Carolina se había lastimado el pie y María Antonia le dio unas curitas (band-aids) y una medias negras para que pudiera continuar su camino.  Sin darnos, cuenta hicimos trueque de bienes que ambos grupos requerían.  Dándonos una enseñanza de que nuestros requerimientos siempre habrán de ser satisfechos. Sin embargo, al salir de la Torre de Mount Britton, María Antonia recibió que la enseñanza era que “todos tenemos que ser uno” (todos somos uno, no existe dualidad, la dualidad es parte de la ilusión de aquí pero no existe y no tenemos que asimilar tales ideas).  Eso era lo que se estaba manifestando sin tan siquiera percatarnos.  Todos estábamos interconectados y ayudándonos.

Al bajar, decidimos tomar una vereda a la derecha de la vereda de Mount Britton, cuando María Antonia comento que sentía que “tenemos que estar debajo de los árboles”.  Así pues, entramos en la vereda y cuando observamos que nuevamente las plantas comenzaron su baile, decidimos detenernos.  Tomamos algunos videos y nos sentamos en la vereda para hacer una meditación ya que se acercaban las 11:11am.  Sentíamos que estábamos siendo observados, alguna presencia nos guiaba y nos protegía, nos daba paz, seguridad y mucha tranquilidad.  Aunque estábamos experimentando algo desconocido nunca ninguno de nosotros sintió temor, sabíamos en nuestro interior que era una experiencia dirigida por energía de amor.  Además, sabíamos que alguna encomienda o propósito tenía y que aunque ahora mismo no lo entendiésemos en algún futuro sí.

Nos sentamos en el suelo de la vereda separados únicamente por una sabana de pajilla que traía María Antonia.  Meditamos, escuchamos el silencio de la naturaleza, o mejor dicho, sus sonidos: sus pájaros, sus hojas, las ramas crujir, su viento, su silencio.  Pedimos porque la Presencia guiara  nuestros pasos, nos llevara a donde teníamos que ir, viéramos lo que teníamos que ver y experimentáramos lo que teníamos que experimentar.    Solicitábamos entendimiento sobre el propósito de nuestra misión y nuestro rol.  ¿Cuál era y como lo llevaríamos a cabo?  Además, ¿Cuándo? ¿Sería en este mismo viaje?  Desconocíamos pero confiábamos.  Terminamos nuestra meditación, abrimos nuestros ojos y continuamos viendo como la vegetación a nuestro lado continuaba su oscilación inusual, fuera del movimiento usual del viento.  Inclusive, la densidad del bosque donde estábamos no permitía viento, el viento era en la cima de los árboles, no abajo donde estábamos.  Brevemente después de detener nuestra meditación, escuchamos voces por lo que rápidamente nos levantamos de la vereda y recogimos nuestras pertenencias para no dar a conocer al que se acercaba que estuvimos sentados meditando.  No conocíamos quien se acercaba ni con qué propósito, por lo que precavíamos.  Además, no interesábamos nos tildaran de locos.  ¿Quién iba a entender lo que hacíamos cuando nosotros mismos no lo conocíamos, simplemente fluimos?



El vórtice de energía aquí es

Entonces dimos un giro y volvimos a la carretera de donde habíamos venido.  Allí dilucidamos si irnos o continuar nuestra excursión por El Yunque.  Hasta ahora yo conocía todo lo que habíamos visto por lo que tenía interés de continuar hacia la cima de la Montana de El Yunque (donde las torres de la telefónica se encuentran).  Luego de dirimir si ir o no continuamos nuestro camino cuesta arriba.  Llego un momento dado cuando la subida, el calor y mi capacidad física hicieron la encomienda más difícil. Llegue a pensar que mi cuerpo no resistiría.  Sentía mi corazón palpitar ligeramente y que tal vez se acercaba un ataque al corazón. Sin embargo, algo me decía que continuara que no temiera que todo iba a estar bien.  María Antonia y Elvira asumieron el liderato.  Se fueron al frente y yo les seguía.  Me quedaba atrás y aunque sentía que eso podía poner en peligro la misión y romper la coraza protectora que nos pusieron, hacia mi mayor esfuerzo.  Les pedía que me esperaran.  Camine cuesta arriba de espalda, tratando de que así se me facilitara el subir.  No había tal alivio, solo la esperanza de que fuera a llegar a mi destino.

Cuando deseaba darme por vencido, por el cansancio, comencé nuevamente a observar las plantas oscilando.  Descansamos en varios puntos y continuamos hasta que el movimiento de las plantas se acentuó y observamos el ritmo rápido en un área a la izquierda de la carretera.  En esta área, recibí el mensaje “el vórtice de energía, aquí es”.  Por lo tanto, nos detuvimos.  Observamos las plantas y mientras las mirábamos sentí como me atrajo esta energía.  Me invito a pasar y así me dirigí a una planta donde una de sus hojas se movía con gran velocidad.  Levante mi mano derecha, para recoger su energía, y me puse con una hoja al frente (la que bailaba) y una detrás de mí, dándole a mi espalda.

Cuando sentí que iba a comenzar a conectarme con esta energía, le dije a Elvira que tomara video y le di mi i-phone para que así lo hiciera.  Me deje llevar y comencé a mecerme hacia al frente y hacia atrás.  Cada vez sentía que el movimiento era más fuerte y que si no hacia buen balance podía caer en el hueco del bosque.  Acomode nuevamente mi pie izquierdo para poder continuar con la oscilación que me arropaba.  La energía se intensificaba y de momento se disminuyó para entonces nuevamente comenzar pero esta vez giraba en forma circular.  Luego volvió a mecerme para el frente y para atrás.  Durante toda la experiencia sentía energía entrar en mi corazón.  Una luz blanca sentí sanaba mi corazón.  En mi mente, por el tercer ojo vi colores violetas, purpura y blanco.  Al terminar, sentí sanación, un sentimiento inmenso de alegría, regocijo, paz, pureza.  Esto se reflejaba en que no podía parar de sonreír, mi mano derecha permanecía parada o erguida como pasmado en lo que regresaba de esta magnífica experiencia de sanación.  La naturaleza me dio de su fuerza, me sano y pude continuar mi camino, por 4 horas más.
 


 
Majestuosidad natural
Continuamos subiendo hasta llegar a las antenas y luego detrás de una estación en cemento otro grupo nos indicó de la roca de El Yunque, que estaba justo detrás.  Así pues, dimos la vuelta y nos adentramos a lo que parecía ser tierra de gnomos.  Yo conocía que esa área tenía un bosque enano pero la energía que conducía a la piedra de El Yunque era intensamente la de gnomos, al menos así lo sentí yo.  Continuamos hasta llegar y subir con alguna dificultad la escalada hacia la impresionante piedra de El Yunque.  Asumo que por esta es que se le conoce así a la piedra y al bosque pluvial.  Parecía tener la forma de un yunque.  Era asombrante, su tamaño y como esta colgaba y sus alrededores eran precipicios hacia los bosques.  Una vista impresionante que reflejaba, cuando las nubes no lo impedían, la inmensidad y densidad de El Yunque, definitivamente una de las maravillas más impresionantes del mundo.  Hay que estar allí para así sentirlo.  Si su interior es mágico, verlo desde tan gran altura y en un costado de una gigante piedra sostenida solo Dios sabe cómo, aun valida más la maravilla de este bosque.  Somos afortunados los puertorriqueños de tener El Yunque.  Su energía, su magia, su esplendor.  Es espeluznante.


La imaginación se me corría.  ¡Con razón dicen que por aquí existen aperturas a un mundo interior, al centro del Planeta Tierra, que aparecen y desaparecen OVNIs!  Existe la energía, existen las condiciones para ello.  ¿Por qué no puede ser real?  Puede ser el punto ideal para una conexión con naves, con extra-terrestres, con Seres de Luz (que como dije al principio, para mi es lo mismo). Dios tuvo que tener sumo cuidado y el mayor detalle al hacer semejante espacio.
El entorno en el que me encontraba me encantaba.  ¿Cómo yo, siendo puertorriqueño nunca escuche de la gigantesca piedra de El Yunque? ¿Por qué no fui antes?  No podía perdonarme el retraso de este importante “hallazgo”.  Sin embargo, no sabía que mayores sorpresas me esperaban.  Si bien sentí que conexión con el mundo espiritual fácilmente se podría entablar en esta área, no lo logramos este día, ese momento.  Muchas personas iban y venían y teníamos que continuar nuestro recorrido.  Subimos entonces hasta la cima de la montaña del Yunque.  Pasando las antenas de la telefónica y topándonos con un pequeño castillo con una cruz.  Desde allí seguíamos apreciando la magnitud del tamaño de El Yunque.  Allí observamos una montaña que parecía flotar en el aire.  Sola salía toda su gloria de la tierra.  Le tomamos fotos y nos percatamos a través del lente que allí había una familia.  ¡Se podía llegar a ella! Pero, ¿Cómo?  No sabíamos.  Era Picacho.   Y María Antonia la veía envuelta en una luz violeta.  Sabíamos que teníamos que llegar a ella.

Desconociendo como se llegaría a ella y visualmente se veía tan distante que nos comenzamos a preguntar si en verdad era hoy que nos correspondería visitarle.  Bajamos de la cima de El Yunque y volvimos a detenernos en el Vórtice de Energía.  Las plantas continuaban su baile ante nosotros y sentí que María Antonia y Elvira tenían que experimentar lo que yo experimente.  Me decían telepáticamente que les informara que pasaran.  La primera fue Elvira, luego María Antonia.  Ambas sintieron envolverse en esa energía de sanación.  Elvira sintió que fue arropada por luz blanca que le adentraba de abajo hacia arriba.  Mucha paz y color blanco le ayudaban a sanar sus sentimientos a vencer sus miedos.  Luego María Antonia experimento como la hoja que se colocó en la parte baja trasera de su espalda comenzó a sanarle.  Sentía una energía en espiral en el área de su pelvis y caderas, luego se movía hacia su lado derecho.  Me expresa que estaba sanando, soltando ataduras tal vez emociones metastisadas.

Luego de esto vimos una familia descender y les pregunte, ¿no se encontraban ustedes en la cima de una montaña, Picacho?  Dijeron que sí.  Eran de West Virginia y les mostré las fotos que tome de la montaña y donde ellos salían.  Quedaron asombrados y me dieron su email para que les enviara las fotos.  Les preguntamos cómo se llegaba y nos dijeron que era como una milla de donde estábamos pero que tendríamos que virar en dirección a las antenas y luego descender hasta que la vereda se divida y diga Picacho.

Con estas direcciones, que sentí fueron enviadas.  Como ven, hasta las fotos que tome tenían un propósito.  Todos somos uno, era evidente.  Así se tiene que conducir el mundo.  Este era el aprendizaje.  Te guías por extraños y tú compartes tus bienes, tu sabiduría.  Con confianza, se tendrá un mundo mejor.  Todos Somos Uno.

Ya nos íbamos pero esta familia nos hizo recapacitar y cambiar el rumbo nuevamente hacia picachos. Volvimos entonces marcha atrás camino a los Picachos.   El camino se me hizo una eternidad pero al llegar allí era como estar en la cima del esplendor de la naturaleza.  Elvira lo comparaba con visitar Machu Pichu. Era una montaña empinada, flaca.  Era un pico sostenido por la tierra de la Madre Naturaleza.  Para llegar a su cima se construyeron unas escaleras muy empinadas y llegar arriba, a esa planicie de grama y tierra, era llegar a la cima de la naturaleza.

Una vez allí sentí que teníamos que acostarnos en la tierra para hacer “grounding” o conexión con la tierra.  “Acostémonos y cerremos los ojos y vamos a imaginarnos que echamos raíces.  Que como un árbol o una planta somos parte de este terreno.”  Así meditamos, además de que hicimos un círculo y tomados de las manos hicimos oraciones en silencio.  María Antonia sintió una luz blanca que entro al centro de los tres y nos emano con un rayo de luz puro.  Estábamos, una vez más, en contacto con el mundo espiritual a través de la naturaleza.  No hay otra forma de explicarlo.  El sentimiento de paz fue tan solo interrumpido por una familia Hindú residentes en Maryland que se acercaba.  Al oír sus voces nos levantamos y pusimos poses y caras de turistas…
Una vez concluida esta experiencia descendimos el sendero de Picacho a Mt. Britton y de Mt. Britton a la carretera donde dejamos el auto.  Continuando viendo, a través de todo el recorrido como los arboles nos bailaban o saludaban.  ¿Existe o no un bosque encantado?  No lo creo, pero ciertamente existen seres espirituales que dirigen la gran orquesta de la naturaleza, de la cual somos parte.
El trayecto, que comenzó a las 8:00 a.m. termino en 8 horas.  Ocho (8), precisamente el número que representa la unión del mundo espiritual con el físico. 

Al otro día de esta gran excursión a El Yunque, me levante viendo mensajes que transmitía la naturaleza.  Estas son las frases que ese día  recibí de acontecimientos con la naturaleza:
·         La fortaleza en ti esta en tus raíces.  Busca dentro de ti y tendrás una mejor vida. - Al recordar las bellezas, firmes y solidas raices que acompanaban cada arbol, arbusto o planta.

·         Ocasionalmente hay que dejar morir una parte de uno para renacer con todo esplendor. - Lo recibi al podar un arbol de ficus, este me comento que no me diera pena que lo pode.
·         Busca la luz y el esplendor vendrá. - Surgio al recordar como las plantas, arboles y arbustos buscan la luz para resplandecer o fortalecerse. Es un mensaje en la naturaleza directo a nuestras vidas.
·        Al que teme, lo corren y atacan.  Al que con valentía se enfrenta al miedo, le huyen y respetan. - Este pensamiento me surgio al ver un gato huir de un perro pero luego el gato con valentia se para, se heriza y se le enfrenta.  Mientras corria, lo atacaban y perseguian.  Al gato virarse y expresar su valentia, el perro le huyo y le respeto.  Definitivamente tenemos que recordar esto cuando requerimos de valentia.

·         Es a través del alumno que el maestro experimenta su propia sabiduría. - Me llego al una profesional de masajes me comento que le gustaria alguna vez poder experimentar lo que es ella dar un masaje. 
Hagamos, pues, más énfasis en cuidar y transformar nuestro entorno.  Subamos la vibración con oraciones, meditaciones y contacto con la naturaleza para así lograr de este un mundo mejor. 

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